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Algunos poemas de Mariela Velezmoro
Mariela Velezmoro Delgado (1973). Aunque nació en Bagua, su adolescencia, juventud y madurez las vivió en Lambayeque. Estudió en el colegio “Nuestra Señora del Carmen” y es nutricionista de profesión por la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. Su pasión por la escritura se remonta al al año 1985 con el poemario “Entre el cielo y la tierra”; después, con los cuentos “La niña con corazón de piedra”, “La señal del amor” y “Un corazón de carne”; asimismo, con las fábulas “La olla de barro y la olla de acero”, “La niña ratón y el queso” y “El jinete y el caballo”. Además ha escrito las novelas “Inocentes o condenados” y “De campesino a alcalde”, siendo esta última una historia autobiográfica, que tiene a su padre como personaje principal. Parte de su trabajo literario ya está en proceso de edición.
| Poesía y narrativa peruana / Moscas de bar | Diciembre 27, 2024
Pasión cómplice
Amarte a tientas.
Aguardando el peligroso afán
de un volcán inquietante,
Ese brasero impetuoso
Que rodea y quema
Las entrañas del deseo.
Mirarte
es percibir que el tiempo
Estalla como vidrios
En mi voz.
Ardes para mí
Y solo balbuceo
La extraña sed de tus ojos,
El sonido de tu voz, diciéndome
Que no basta el instinto
Para aferrarme con impudicia
a la oscuridad de tu cuerpo.
Arquitectura del encanto
Cuando mis ojos te presienten,
Una luz desconocida me acecha
Y me conduce hacia ti.
Pero es tu voz la que me sostiene,
Con esa magia de nombrarme
Cada noche
Desde tus manos deseosas.
Arquitecto insaciable,
Mis labios son una flor abierta para ti.
Desde ahí tú me escuchas palpitar
Bajo la arquitectura del encanto
Que es tu cuerpo
Profanando mis secretos.
La partida
Mis latidos se quedaron contigo
Como un tatuaje prohibido.
Seca tus lágrimas,
Todo volverá a su cauce algún día.
El amor es mucho más que tiempo,
Pues aún sin los cuerpos
Vivimos en los labios de quien nos llama
En silencio.
Caminemos en esa otra dimensión:
Radiante luna, hermoso despertar
De la mente.
La belleza del atardecer,
Es la lluvia torrencial del recuerdo
Que a lo lejos nos envuelve.
Viviré con tu sonrisa
Hasta que mis ojos
Se cierren para siempre.
Esperaré para encontrarte
Aquí o en otra vida
Donde, acaso,
desconocidos
Presagiemos
Lo que somos.
Así fue
Fresca y juvenil,
Disipadora de penas y frustraciones.
Cautivadora al instante,
Envolvente cual telaraña que atrapa a su presa
¡Así fue tu sonrisa!
Inspiradora de alegría plena,
Felicidad completa.
Hermosos soldados de marfil
Eran parte de ese túnel que resguardaba
Aquella blanda, rosácea y devastadora criatura insinuante
Que completaba un hermoso cielo estrellado.
¡Así fue tu sonrisa!
Se llevó mi mirada,
quedando en mi mente una tromba de recuerdos.
Y enloquezco días y noches
Al pensar que jamás volveré a ver
La enigmática curva
Que dio origen
A este poema.
Fuego de la memoria
Al tocar mi helada mano,
Al cogerla entre tus dedos
Sentí la tibieza de la tuya.
Calentaste mi corazón,
Evocaste recuerdos dormidos,
Despertaste destellos en mis ojos.
Llenos de gotas de rocío
Extendiste mi sonrisa
Hasta el borde de tu corazón.
Sueño o realidad, paraíso perdido.
Lejos de ti, solo queda
detener el tiempo y seguir quemándome.
En tu mirada, en tu aliento
Se descifra el vaivén de la vida.
Es una brújula mi cuerpo,
Que va desorientada
Hasta la tibieza de tu lengua.
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