CULTURA
Chernóbil: los peligros de la modernidad

SERENDIPIA | Varykino Aarón | Noviembre 14, 2021
Es imposible mirar Chernóbil (HBO, 2014) y no sentirse incómodo, conmovido y perturbado a la vez, con este drama histórico creado por Craig Mazin y dirigido por Johan Renck, ambientado en el desastre nuclear de 1986.
Chernóbil es todo menos una serie condescendiente, pues trata el tema del desastre nuclear desde una perspectiva de dramatización sobria y concienzuda, sin exageraciones, que nos permite tener una idea bastante cercana de lo que se vivió durante el desastre nuclear más grande de la historia de la humanidad. Y es que los ecos de lo sucedido en Chernóbil resuenan hasta nuestros dÃas, pues el accidente ocurrido en la estación central nuclear VladÃmir Ilich Lenin, ubicada en el norte de Ucrania, entonces la Unión Soviética, aún distan de tener un final alentador para la humanidad, ya que el denominado sarcófago que contiene los restos de radioactividad producto del desastre de 1986, ha empezado a deteriorarse al punto de necesitar una reconstrucción inmediata valorizada en 1500 millones de euros para seguir conteniendo el 95% del material radioactivo original del desastre.
Para entender la magnitud de la catástrofe debemos hacer una comparación histórica con la bomba de Hiroshima. Tenemos que señalar que la última estalló a algo de unos 30 metros sobre el suelo de la ciudad japonesa, con lo que la radiación se disipó en el aire, mientras que en Chernóbil, el estallido fue bajo tierra, quedando impregnado de radiación todo el subsuelo del lugar, lo que hace que los efectos de la radioactividad sigan latentes y nos acompañen por los próximos milenios, algo asà como que los hijos, de los hijos, de los hijos, de los hijos, de los hijos, de los hijos (multiplicar por 50 más o menos) aún seguirán preocupados por los efectos del desastre de 1986.
Chernóbil como miniserie es genial, no hay punto de comparación, son 5 episodios que te mantendrán pegado a la pantalla para saber qué ocurrió, por qué ocurrió y cuáles fueron las consecuencias de lo ocurrido. La narración es de corte dramático, rozando lo documental, pero sin alejarse de los protagonistas, pues en esta serie lo que importa no es el desastre en sÃ, sino lo que le sucedió a la gente que tuvo que experimentarlo y sufrirlo de primera mano. Es ahà donde vemos cómo desde un punto de vista polÃtico, sin caer en la crÃtica facilista, se ve el accionar de las autoridades por cubrir un desastre que va más allá de la incompetencia humana y que sus implicancias han trascendido ideologÃas, modelos económicos y realidades sociales desde su estallido.
Chernóbil no es fácil de ver, es cruda, es fuerte, es inmisericorde con lo que expone y esa es su principal virtud, pues no estamos frente a la tÃpica historia hollywoodense en la que los buenos son asà porque son norteamericanos y los malos son asà porque son rusos, no… Lo que vemos aquà es hasta qué punto un modelo ideológico puede empañar el principio de bienestar de un paÃs y del mundo, fuera de la ideologÃa que tengamos, el problema aquà es el de la incompetencia de gestión y el la fe ciega hacia algo que va más allá de nosotros.
¿Recomiendo ver Chernóbil? Definitivamente. Y aunque no va a ser la serie boom de las redes sociales como la serie de cierto juego de unos cefalópodos, su importancia y trascendencia va más allá del simple disfrute audiovisual, pues nos hace reflexionar sobre el papel y responsabilidad que tenemos como especie hegemónica en el planeta.
Chernóbil va a estar ahà después de que nos vayamos, y seguirá ahà cuando hayamos partido en pos de las estrellas, y aun asÃ, nos seguirá dando lecciones de nuestra responsabilidad con el hogar que habitamos en el espacio. Asà que ¿qué esperas? Busca la serie y disfruta de 5 episodios que no te dejarán indiferente y, a diferencia de la otra serie, te dará que pensar sobre un tema trascendente.
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