CULTURA
Belfast: una historia de emociones encontradas

SERENDIPIA | Varykino Aarón | Marzo 20, 2022
Vi Belfast (Branagh, 2021) y me encantó. Así que esta reseña será para ensalzar los aciertos y virtudes de una película que considero una fuerte candidata a los premios de la academia. Si por mí fuera, le daría los 7 premios a los que candidatea: mejor película, director, actor de reparto, actriz de reparto, guion original, canción original y mejor sonido, pues el film logra atraparte desde el inicio con unas prístinas imágenes en alta definición de la capital de Irlanda del Norte; son majestuosas y todo un deleite para las pupilas.
Luego de mostrarte este paraíso terrenal la película para en seco y trastoca todo lo que nos invitaba a ver. Un claro homenaje a La Lista de Schindler (Spielberg, 1993) al cambiar la alta definición en color por una sombría puesta en escena en blanco y negro. A pesar de lo cotidiano de las imágenes uno ya presagia lo que vendrá, pues en el lenguaje audiovisual, lo monocromático suele acompañar a las desgracias y esta historia no es la excepción.
La trama gira entorno a una familia que se ve envuelta en el conflicto armado de 1960 entre católicos y protestantes. Somos testigos de cómo la vida cotidiana es afectada por la irracionalidad del odio conducido por las diferencias religiosas. Una de tantas rayas de ese viejo tigre que aún habita entre nosotros, pero una más que afecta a inocentes y, por usar la jerga de estas religiones, pecadores.
El relato nos pone en los pies de Buddy (Jude Hill) un niño vivaz, inquieto, que sueña con ser cazar de dragones, lo típico de los muchachos en esa edad. Vive enamorado de una niña que se sienta delante de él en la escuela y quiere, algún día, convertirse en el mejor jugador de fútbol de Irlanda. Su historia e inocencia, así como el despliegue actoral del niño, te atrapan y te envuelven de inmediato, hacía mucho que no veía una actuación tan lograda a tan corta edad y muy por encima de aquel niño que recordamos en la película Sexto Sentido (Shyamalan, 1999). Sin exagerar que uno vive la película a través de él, hasta el punto de ver renacer en el interior esas ganas de volver a esa tierna edad y vivirlo todo de nuevo.
Alrededor de su inocencia se desata el caos y la intolerancia, de un mundo que todavía no ha aprendido a convivir con las diferencias. El drama familiar nos pega fuerte al ver el conflicto, tanto al interior del hogar por la separación circunstancial de los padres, como al exterior con la violencia del conflicto que no discrimina edades, tan solo las creencias religiosas.
Las actuaciones son un lujo de admirar, grandes exponentes de la interpretación como Judi Dench, la recordada reina virgen en Shakespeare in Love (Madden, 1998) y Ciarán Hinds, Julio César en la recordada y aclamada serie Roma (HBO, 2005) hacen gala de toda su potencia y recursos para dibujar a una pareja de ancianos entrañables que encarnan a los abuelos de Buddy, sumados a Jamie Dornan (50 Sombras de Grey) como el padre ausente que trata por todos los medios de darle una vida digna a su familia, siempre acompañado por una magnífica Caitriona Mary Balfe (Ford contra Ferrari) quien carga con el peso de la historia; simplemente sublime, me encantó su personaje e interpretación a niveles superlativos. Tal vez piensen que exagero, pero la intensidad de las emociones que despliega en pantalla son un deleite de principio a fin.
Belfast es una película muy personal, un homenaje a todas aquellas personas que pelearon en dicho conflicto, un recuerdo potente de todos aquellos que se fueron, murieron o se quedaron. La historia es un poema dramático que toca las fibras más interiores de nuestro corazón, pues la familiaridad de las personas que están envueltas en dicha tragedia nos invita a identificarnos como parte de una historia que podría pasarle a cualquiera a la vuelta de la esquina.
Me encantó Belfast, la recomiendo tremendamente, pues es un viaje por un camino lleno de emociones encontradas. Tiene de todo, risas, llanto, nostalgia, remembranzas, es excelente para verla en familia y empezar una larga tertulia tras su fin. Si por mí fuera, la película debería de llevarse todos los premios por los cuales participa, no dejen de verla, les garantizo una excelente sensación de haber invertido muy bien su tiempo tras mirarla; vale cada segundo que nos muestra.
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