El proyecto “Toro bravío”, del escultor zañero Luis Enrique Diaz, ha empezado a tomar forma no sólo por los golpes con los que el artista atesta la piedra de más de 20 toneladas, sino por la gestión que está realizando para poder concluir y presentarla a la colectividad.

Ideada como un símbolo del empuje y pasión por la vida que tienen los pobladores del distrito de Zaña, el artista encontró en el bravo animal taurino la semejanza del férreo carácter de sus paisanos, lo que también le ha provisto la convicción de emprender esta obra, aún con los limitados recursos y la endeble atención que prestan los gobiernos a este tipo de iniciativas culturales.

Luis Enrique recibió las dos noticias que esperaba del regidor distrital con el que había coordinado previamente los permisos y la ubicación de su escultura: la buena era que su obra estaría ubicada en el óvalo principal del pueblo; la mala, que no le podrían financiar ningún ápice del proyecto que había presentado. A pesar de eso, la sonrisa permaneció en su rostro, así como la descabellada idea de hacer la escultura monumental más grande de la región en el pueblo que lo vio nacer, y donde esperaba morir. 

Por medio de una amiga extranjera, con la que había desarrollado en el año 2015 un taller de escultura en la localidad, pudo presentar su propuesta a algunas organizaciones en el extranjero, obteniendo un incentivo económico. Aunque no fue la cantidad esperada, los 1000 dólares sirvieron para los gastos iniciales del proyecto. A esto se sumaron 200 dólares de dos donantes de nuestra región.

Si la obra se hubiera iniciado en agosto, como estaba previsto, estaría lista para el aniversario del distrito el 29 de este mes, siendo una de las principales novedades de la festividad. Aunque por ahora no se ha cubierto los 66 mil soles para su financiamiento total, el escultor no desiste y pretende llevarla a cabo al ritmo que los propios sucesos y la ayuda de la colectividad se lo permitan. 

El artista espera que a la melodía de su trabajo se puedan sumar la ayuda de los sectores empresariales, la sociedad civil y quien desee comprometerse con este proyecto. Sin apuros, con una sonrisa franca y las manos listas, Luis Enrique sigue  abriéndose camino a fuerza de cincel y martillo.