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Gravity

  |   César Vargas / Muchas pelí­culas   |   Noviembre 28, 2013


“Gravity” (2013), de Alfonso Cuarón, ubica a la humanidad frente a la naturaleza indómita, en este caso el espacio abierto. Ante ella, queda minimizada como los primeros exploradores de la geografía del planeta. Estamos delante de una historia que es tan épica y grandiosa como intimista y minúscula.

El punto de partida de la película es el agobio. Los dos astronautas –Ryan Stone (Sandra Bullock) y Matt Kowalsky (George Clooney)– destacados en una misión de rutina miran la Tierra desde el espacio como los homínidos de Kubrick miran el monolito misterioso en “2001: Odisea del espacio” (1968), con fascinación y miedo al mismo tiempo y también con el temor latente de sentirse pequeños, reducidos a la mínima expresión. 

La trama toma un segundo impulso en la ruptura –en sentido literal y figurativamente– con la civilización, la separación de la astronauta Stone del trasbordador al que está unida mediante una manga. La sensación de vacío y el temor interno del personaje de Sandra Bullock están bien trabajados tanto en el desarrollo emocional como en el esfuerzo físico que significa simular la deriva en el espacio. Kowalsky, el personaje de Clooney, en este momento asume dimensiones múltiples. Es el héroe clásico, dotado de astucia y de fortaleza física, pero también es la fuente del conocimiento (de cómo sobrevivir en el espacio) e incluso la fortaleza primigenia de la humanidad.

La dualidad construida a partir de estos personajes permite mostrar dentro de la propuesta de Cuarón una serie de figuras y simbolismos que por un momento amenazan con saturar, pero es en ese momento que se da prioridad a la acción física y al despliegue tecnológico. El espectáculo visual que exhibe es impresionante. La simulación –la ilusión– de la gravedad cero y del vacío espacial recreadas mediante dispositivos mecánicos y digitales es más que meritoria. A ella la complementan una dirección de fotografía destacable de Emmanuelle Lubezki y el acompañamiento de la banda sonora compuesta por Steven Price, que no sólo apuntala las emociones de los personajes sino que las sugiere creando una atmósfera verosímil para el desarrollo de la historia y de la trama de la película.

Sin embargo, la acción se impone a la reflexión en el desenlace de la película, lo acelera y le resta sorpresa, problema que curiosamente se presenta en otra película ciencia ficción hecha en Hollywood, “Prometheus” (2012) de Ridley Scott, donde la humanidad enfrenta otro de sus grandes temores, el origen de la especie.

“Gravity” señala además el camino a seguir por la industria cinematográfica en Hollywood, donde el gran espectáculo se soporta en aparatos tecnológicos como los visores 3D –y en el futuro próximo otros dispositivos– a los cuales estaremos sujetos como los personajes de la película de Cuarón.

 

Puede ver “Gravity” en las salas de Cineplanet del C.C. Real Plaza de Chiclayo. 

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