Política

El Congreso pa Ayacucho

Establecer la sede del Congreso, de un ministerio o de otro poder del Estado en Ayacucho, cuna del terrorismo y una de las regiones más pobres, sería una medida que quizás la mayoría de peruanos compartan, mas no los congresistas.

Peruanitis, por Omar Benel   |   Omar Benel   |   Febrero 01, 2012

Mudar el Congreso a Ayacucho puede sonar disparatado para algunos o como un castigo para los congresistas por su baja popularidad, pero no es ni uno ni lo otro. Es una propuesta más bien política y económica.

Primero, ¿por qué Ayacucho? Porque esta región es un símbolo para el Perú. Es donde nació el terrorismo y es también una de las regiones más olvidadas y golpeadas por la pobreza y la violencia. Segundo, ¿por qué el Congreso? Porque es el organismo que representa la democracia como tal. 

El centralismo es un problema político, antes que económico y es una tara por superar. Lima concentra los poderes del estado. Existen ministerios que poco tienen que hacer en la capital, por ejemplo: ¿qué hace el ministerio de Energía y Minas en Lima?, ¿no debería estar dónde hay mayor actividad minera como en Cajamarca o en Arequipa?, ¿no deberían los ministerios abrir algunas oficinas en otras ciudades que no sean Lima?.

Mudar el Congreso a Ayacucho sería una señal y un paso muy importante hacia la descentralización. Sería además una muestra hacia un pueblo tan golpeado como el ayacuchano. Cuando se hizo el Congreso descentralizado en Ica la respuesta del público fue muy positiva, aunque los congresistas asistieron a regañadientes. Los iqueños sintieron que los tomaron en cuenta, y en más de una vez dijeron que ‘el Perú no sólo es Lima’.

Sin embargo, el lado económico es el más interesante. En el Congreso trabajan en promedio 2 mil personas, lo que significan el mismo número de familias, lo que podría significar al menos 4 mil personas que se tendrían que mover. Y sólo estamos hablando de los empleos directos. Si a eso sumamos a los periodistas que cubren las actividades del Congreso más otros empleos relacionados, la cantidad de personas aumentaría.

El impacto de esa nueva población en la economía de Ayacucho será enorme. Toda esa cantidad de gente consume alimentos, servicios, vestimenta. Las familias necesitarán de una buena salud y educación. Los bancos, las escuelas, el sector hotelero, los restaurantes, las tiendas; todos los negocios y servicios se verían obligados a mejorar sus estándares de calidad. El impacto económico es innegable y saldrá a la vista. Además, toda esa gente le inyectará una nueva vida y energía al apacible Ayacucho.

Asimismo, este es el momento perfecto para hacerlo. El Congreso tiene un nivel de aprobación muy bajo por lo que una medida como esta tendría un gran apoyo popular. Si es que una encuestadora pregunta, ¿estaría de acuerdo en mudar el Congreso a Ayacucho?, estoy seguro de que más del 50% de los encuestados responderían afirmativamente. Es cierto que los congresistas se pueden oponer pero les será difícil contrariar a una abrumadora voluntad popular. Además, con los avances en la tecnología, sobre todo en el ámbito de las comunicaciones, los congresistas bien pueden hacer su trabajo desde cualquier punto del país. 

Ahora, ¿qué hacemos con el edificio? La sede del Congreso es una muestra de la bella arquitectura republicana de nuestro país. Se pueden hacer muchas cosas. Desde un gran museo nacional de antropología como el de México hasta un museo de la historia política, al estilo moderno del Museo Metropolitano de Lima, con hologramas y animaciones o ¡ambas cosas a la vez!

 

Foto:  Mirador del Cerro Achuchimay, por Creative Commons Genérica de Atribución/Compartir-Igual 3.0.

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