1.- La gente de Ortiz Prieto se siente segura. La gente de Beto Torres se ufana hasta en las redes sociales que ganarán las elecciones. Cornejo Chinguel y los Acuña saben que el dinero puede contrarrestar las campañas sociales desarrolladas por años por Ortiz y Beto (claro, no con su dinero ni con verdadero fin social). Gasco y la temible maquinaria del Apra asoman. Entre estos cuatro está el destino final de Chiclayo según encuestas oficiales y extra oficiales, según periodistas, partidarios y otras fuentes.

2.- Un seudoperiodista, un vendido asegura que las manos más sucias ganarán la elección del 5 de octubre. Es decir, las de Beto. Ese seudoperiodista que antes criticaba la gestión del alcalde, cuestionaba la calidad laboral de su gente de confianza y pasó a ser oficialmente un arrastrado más. O sea, el alcalde le hizo caso (y se compró tan fiel animal). Ese tipo grita en las redes que ganarán el 5 con una confianza realmente sospechosa.

3.-  Me encuentro con el director de un medio y me dice “Mientras que tú le das duro a Ortiz Prieto, yo lo trato con cariño”, sonríe y dice “Salud”. Yo con cierta gracia y amabilidad le respondo: “Claro, las entrevistas en tu medio salen con publicidad, en Locheros, NO”. Él, sin inmutarse, me responde “Es de la escuela de posgrado” y ríe.

4.- Luego de que La República fuera “muy amable” con los Acuña y con Ortiz, por esa “amabilidad” â€“quizás, quizás, quizás– cambiaron de editor, otro medio “grande” parece estar olvidándose del periodismo a tal punto que según fuentes “nadie habla de candidatos, elecciones lo mínimo, no le daremos espacio, cubran otros temas”.

5.-  En la calle escucho últimamente la desesperación tardía de ciudadanos, muchos de ellos, que han sido indiferentes a las luchas democráticas y pacíficas por generar conciencia y recuperar nuestra ciudad, se preguntan ¿qué hacemos?, ¿por quién votamos?, ¿revocatoria?, ¿voto viciado?, ¿no podemos matarlo?, ¿quemamos el municipio? Ideas tan descabelladas y peligrosas como el presente y el futuro de nuestra ciudad.

6.- Lo ideal sería tener un electorado que no dependa de regalitos y víveres, pero es la mayoría la que decide, esa que representan los pueblos jóvenes, a quienes finalmente culpan de los resultados, en vez de proponer soluciones, en vez de buscar las salidas y materializarlas. Si queremos cambiar la realidad, mejorar nuestra democracia, debemos todos ayudar a fortalecer económicamente a los desfavorecidos, buscar su desarrollo en distintos campos, para que no dependan más de sus necesidades sino de su convicción.

7.- El destino es siniestro para Chiclayo. Entre la inmundicia de sus calles seguirán gobernando los peores, esos que sueñan con Robópolis y ciudades góticas, esos que tienen las manos más sucias de la región o los que representan el transfuguismo y el dinero para corromper.

Foto: Ricardo Montalbán