Política
Prevención ante lo inminente

La columna del director | Gerardo Carrillo | Agosto 26, 2015
Desde hace años, y a través de
diversos medios informativos nacionales y extranjeros, se anuncian catástrofes
como un terremoto de intensa magnitud y el próximo Fenómeno El Niño, que según The National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) y la NASA, será
igual o peor que el ocurrido entre 1997 y 1998 en el Perú, por lo que ya lo han
bautizado como 'El
Niño Godzilla'.
Estos sucesos generarán, entre otros problemas, que las redes de alcantarillado
colapsen, que las viviendas antiguas se desplomen junto a otras edificaciones
nuevas, pero informales y mal ejecutadas.
Especialistas locales, como el
jefe zonal del Servicio Nacional de MetereologÃa e HidrologÃa (Senamhi) en
Lambayeque, Hugo Pantoja, ha advertido en más de una oportunidad que lluvias
como la del 98 —que generaron 3,500 millones de dólares en pérdidas según la Corporación
Andina de Fomento (CAF)— provocarÃan que la red de alcantarillado de
Chiclayo colapse, y su “caótica y deteriorada infraestructura urbana se
desplome. Toda la ciudad serÃa una hecatombe†(La República, setiembre de
2014).
¿Y cuál es una de esas causas que
generarÃan que las estructuras de las viviendas de Chiclayo —y de la región— no resistan ante
lluvias torrenciales o un terremoto? Además de la antigüedad y deterioro de
ciertas viviendas, evidentemente, una de esas causas serÃan el tipo y calidad
de los materiales que usan las actuales obras, algunas formales, otras
informales, pero igual de inseguras si desde la base utilizan el ladrillo
pandereta, el ladrillo hueco, como se puede observar en algunas construcciones
en diversos puntos de la ciudad, las mismas que se levantan sin el control
adecuado de las autoridades. (Imaginen cuánto se ha construido sin
fiscalización durante los ocho años de gobierno del ahora preso Beto Torres).
Según varias fuentes, el ladrillo hueco debe limitarse solo para levantar
divisiones interiores y otros que no requieran función estructural, algo que a
los peruanos de diferentes regiones no parece importarles aunque ese tipo de
ladrillo sea un peligro inminente. Las autoridades parecen poco preocupadas por
mitigar las causas de lo que tarde o temprano se convertirá en desgracia.
Esto es algo que han comprobado en los últimos meses (en
realidad, desde hace mucho) no solo los chiclayanos algo informados sino
también miles de peruanos; la prevención de desastres
naturales no es una polÃtica bien planificada (ni siquiera considerada) por las
autoridades y por los candidatos a gobernar. Ejemplos recientes lo corroboran:
la ola de frÃo que ha matado a decenas de niños y miles de animales en la
sierra sur o los huaicos en Chosica y Chaclacayo.
“Para la mayorÃa de los
candidatos al gobierno regional, provincial e imagino que también en los
distritales nunca va a ocurrir una desgracia, una inundación, el Fenómeno de El
Niño no va a volver a ocurrir y esto pese a que hay una alerta con respecto al
cambio climático, los paÃses vecinos están en alerta. Sólo recuerda cómo dejó
la ciudad la lluvia de hace unos dÃas, una lluvia leve, no drástica. Imagina
una lluvia torrencial… desaparecemos, nos hundimos aquÃ. Parece que para los
candidatos un terremoto no va a ocurrir durante su gobierno.â€, afirmó el
politólogo lambayecano Jorge Luis Vallejo, dÃas previos a las elecciones
regionales y municipales que se realizaron hace más de diez meses.
Desde entonces, solo el 15% de
los municipios de la región Lambayeque han cumplido con los planes de contingencia
ante el Fenómeno El Niño (que se estima generará 3,700 millones de dólares de
pérdidas económicas en el paÃs, principalmente en la agricultura y pesca). Lamentablemente,
de no fallar los pronósticos de las muy bien informadas agencias internacionales,
falta poco para ser testigos —en una magnitud superlativa— de las consecuencias de la falta de prevención
y de una bien razonada elección.
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