PolÃtica
FenomenologÃa del fin
CONCIENCIA CRÃTICA | Miguel Ãngel Huamán | Septiembre 28, 2024
El tÃtulo alude a un libro del filósofo italiano Franco “Bifo†Berardi que empieza afirmando lo siguiente: “Nada está llegando a su fin en realidad; más bien se está disolviendo en el aire y sobreviviendo en una forma diferente, bajo apariencias mutadasâ€. Asà como al autor se le ocurrió la idea del ensayo bajo las arcadas de Boloña, yo recordé su lectura al caminar por las calles de Lima empachadas de tránsito caótico. En medio de noticias de incendios en nuestra AmazonÃa, de la sequÃa del Huallaga y otros rÃos, de las amenazas de guerra atómica mundial, de matanzas y bombardeos con muertos por miles en Europa y Medio Oriente, asà entendà el carácter premonitorio de su perspectiva.
En medio del frÃo más intenso en años en la costa peruana y las noticias cotidianas de extorsiones, leyes congresales de impunidad para mafiosos y crÃmenes de lesa humanidad, homenajes póstumos a sátrapas y el reinado de la ignorancia, la mediocridad en medio de una transición tecnológica impredecible descifré la naturaleza de nuestra crisis: atravesamos una lenta descomposición, un interminable proceso de devenir en otros o de evidente extinción de la humanidad en la democracia moderna del culto al dios dinero y la ganancia. La probable desaparición del hombre y la mujer humanistas, el niño y adulto solidarios, el vecino y colega sociables, el familiar o la amiga cooperante anuncia el término de la experiencia de percibirnos a nosotros mismos como semejantes, es decir, la fenomenologÃa de nuestro fin.
En palabras del mismo Berardi: “No estoy hablando simplemente de un cambio sociológico: los automóviles han cambiado dramáticamente el paisaje urbano y los teléfonos celulares están cambiando la manera como las personas caminan por las calles y se relacionan con lo circundante y lo lejano. Pero esto solo sucede a nivel superficial. Yo estoy hablando de algo más Ãntimo y fundamental, que resulta difÃcil de comprender. La mutación digital está invirtiendo la manera en que percibimos nuestro entorno y también la manera en la que lo proyectamos. No involucra únicamente nuestros hábitos, sino que afecta, a la vez, nuestra sensibilidad y sensitividadâ€. En resumen, hemos dado inicio a un periodo de degeneración, de inversión del mundo, de lenta muerte del sueño de una existencia compartida, acompañada y comunitaria para conquistar el infinito.
En el Perú, este proceso tiene el rostro de una falsa democracia putativa para medrar. Esta afirmación vigente en todos los ámbitos del escenario internacional y nacional, se pone en evidencia de modo nÃtido y escandaloso en el espacio de la universidad. La gran mayorÃa de los que ocupan cargos universitarios porque dicen hacerlo con “vocación de servir†pretenden ejercer sin consideración de la tradición de respeto al mérito académico y profesional. Desde más de tres décadas atrás, en un deterioro progresivo y calculado, la educación ha dejado de ser un derecho humano fundamental, un bien público y una responsabilidad colectiva (ONU: 1948). La polÃtica oportunista, corporativa y populista ha tomado por asalto al Estado nacional para imponer la orientación del sistema universitario y escolar al servicio de las ochocientas familias milmillonarias que gobiernan el planeta. La permanente reducción en los presupuestos nacionales de los recursos para atender necesidades esenciales de la población y la privatización de los servicios sociales ha alimentado la transformación de la burocracia en una casta corrupta y delincuencial que usa todo tipo de artimañas y enmiendas Ãrritas para su beneficio como retribución por su servilismo ante los grupos económicos nacionales e internacionales.
En este siglo XXI, las universidades públicas han padecido de homologaciones truncas, remuneraciones miserables, obligación de gestionar recursos propios, reiterados recortes presupuestales, proliferación de contratados parciales y mÃnimos nombramientos, abandono de la carrera docente universitaria, desaparición de la formación académica, restricción de la producción cientÃfica y la investigación humanÃstica a aplicaciones prácticas y dudosos registros sin impacto técnico, deterioro de fuentes y recursos de datos. Todas estas agresiones han conducido a la defunción de la reforma universitaria. La autorización sin control del negocio de las universidades virtuales ha significado la extinción de toda superintendencia, con lo que la enseñanza universitaria se limita a la instrucción en carreras profesionales para cubrir la demanda laboral.
Toda esta pérdida de la autonomÃa e independencia de las universidades para darse sus planes, normas y programas para autogobernarse, surgidas en el siglo XI frente al autoritarismo de la Iglesia, explican la grave crisis y emergencia actual de la educación superior, en especial en el Perú, en medio de una gran revolución informática y tecnológico en el mundo. El sinceramiento de esta grave situación se producirá tarde o temprano no de manera explosiva, sino gota a gota como empiezan las tormentas: primero un chofer imprudente que obtuvo su licencia con coima ocasionará una tragedia en una vÃa rápida con decenas de muertes, después de una negligencia de médicos incompetentes resultará una epidemia con cientos de casos terminales; luego, un sismo originará el colapsos de edificios construidos sin criterios técnicos con miles de decesos, y asà sucesivas tragedias por incompetencia profesional convertirán las labores cotidianas en una pesadilla permanente por el olvido de conocimientos y valores esenciales para la vida social y familiar.
La chispa que dará inicio a este apocalipsis se ha instalado en el claustro de la comunidad cientÃfica y académica, cuando esta ha dejado de considerar como principio inalienable el respeto al conocimiento, al mérito docente y la contribución desinteresada a la humanidad como el único criterio normativo y de gestión, sin injerencia del poder polÃtico ni el afán de lucro o de beneficio egoÃsta e individual. Lo que está en juego constituye la posibilidad de un futuro donde cualquier ser humano pueda disfrutar de un derecho a la vida y el bienestar. No hay lugar para el egocentrismo, la felonÃa, el beneficio personal. Solo la continuidad del servicio ecuménico, solidario y cooperativo debe regir las decisiones de la comunidad académica y cientÃfica. La impunidad y el cinismo de las élites ha impulsado a generaciones de disfuncionales, mediocres y arribistas a modificar anticonstitucionalmente leyes y normas que resguardaban la memoria histórica de la comunidad académica y cientÃfica para imponer a su antojo el asalto al sistema de ciencia, tecnologÃa y educación superior a favor de la mediocridad, la delincuencia y el clientelaje pseudo polÃtico.
En consecuencia, atravesamos una crisis profunda en la universidad nacional que ha devaluado el conocimiento, el respeto al mérito académico y cientÃfico, eliminando la formación integral y humanÃstica. Este asalto al claustro y fuero del saber, la dedicación a la ciencia y la investigación, ha convertido los grados y postgrados en universidades no acreditadas de gran parte de las nuevas autoridades, en una legitimidad fraudulenta en manos de operadores. Asà han alterado sin escrúpulos requisitos y normas precisas para manipular fraudulentamente los mecanismos democráticos internos, la imparcialidad del fuero autónomo a favor de su beneficio y afán de lucro. Las múltiples irregularidades electorales denunciadas antes y durante sus mandatos, de suplantación y supervisión no imparcial, asà como las gestiones atiborradas de incompetencias, desastrosos manejos y despilfarro han sido desatendidas para el pleno control del proceso de las próximas y siguientes elecciones. Asà esta lacra polÃtica angurrienta pretende convertir las universidades nacionales, patrimonio del paÃs, en su negocio corrupto y perennizarse en los cargos. Esta situación de la educación superior constituye la mecha que ya encendida hará inevitable la fenomenologÃa del fin anunciada precursoramente por el filósofo Franco “Bifo†Berardi.
Las últimas elecciones nos han demostrado que votar por el carisma de los candidatos, por las promesas electorales de los lÃderes y no por programas de trabajo realistas, otorga a los grupos y movimientos politiqueros cÃnicos y corruptos, el poder para burlarse de las justas aspiraciones de justicia, progreso y libertad. No podemos ser cómplices de este latrocinio de una democracia engañosa y desnaturalizada. Se trata de que tomemos conciencia de que se puede burlar a las personas un tiempo, pero no se lo puede hacer toda la vida. Los grupos de docentes, administrativos y estudiantes honestos de las universidades públicas, que son la gran mayorÃa, debemos manifestar nuestra opción de rechazo a este atentado y usurpación de las universidades nacionales. Por ello, denunciemos los fraudes electorales en curso que posibilitan la continuidad de las mafias universitarias subordinadas a las agrupaciones y partidos del actual gobierno congresal, autoritario y delincuencial respaldado por la prensa servil.
Llamamos a dejar el silencio cómplice y expresar el rechazo con un voto viciado para decanatos y miembros del consejo universitario que desnude y ponga en evidencia de que se trata de un reparto de cargos de gobierno. En cada facultad voten por los representantes del consejo que formulen un plan académico para salir de la crisis, en lugar de promesas que después incumplen. Hacer visible un rechazo a esta farsa de puestos y feria de egos con un voto viciado implica un punto de partida para trabajar por la recuperación de la universidad pública. Solo asà podremos conseguir masivamente superar la actual corrupción, buscar establecer una gestión universitaria basada en planes de trabajo y no en promesas incumplidas, recuperar las reglas democráticas y académicas, camino a una revuelta educativa que constituye la única posibilidad de progreso y desarrollo nacional. Joven estudiante, profesor y administrativo “de huesos fidedignosâ€, en palabras de César Vallejo, “ha llegado el dÃa, da cuerda a tus brazosâ€.
Imagen: www.muyinteresante.es
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