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ClÃtoris coqueto

| Claudia Odar / La esquina de una niña mala | Noviembre 28, 2013
Éramos sólo mi arrechura y yo mirando un delicioso falo erguido frente al computador. Era una noche frÃa, muy frÃa, con todas las frazadas necesarias para mantener mi cuerpo caliente, ansioso de sexo y placer. Pero estaba sola, me sentÃa sola. Y no tuve más remedio que dejarme llevar por esa imagen, la soledad y mis ganas de un placer perpetuo prenavideño aquà en mi cama.
Él estaba al otro lado del mundo, recordándome ardientes momentos, humedeciéndome en el ciberespacio, tocándome y frotándome con esas palabras que tanto me gustaban. Entonces comencé el juego de la seducción y el placer, a meter mi mano por debajo de mi chompa, brasier y sentir mis pezones duritos, pellizcarlos, frotarlos, amasarlos y fantasear con su lengua, esa lengua que tanto me gustaba sentirla acá abajo.
No me bastaba imaginarlo diciéndome, en su acento extraño, el rico sabor de mis esencias. QuerÃa ver sus felinos ojos, su pecho, su miembro excitado y húmedo. Con la cámara enfocándolo en todo su esplendor y el encuentro virtual al rojo vivo, empezó a pedirme que se la chupara. Yo metÃa mi dedo medio en mi boca, qué rico era imaginar su miembro dentro, jugando con mis labios, cacheteándome. Haciéndome su puta, castigándome con esos brazos que eran capaces de dejarme huellas durante semanas en el cuerpo.
Comencé a sobarme ahà abajo, la ropa estorbaba pero el frÃo podÃa congelarme hasta las ideas, metà mi mano por debajo de pantalón. Estaba húmeda, mojadita, empecé a gemir, jugar con mi coqueto clÃtoris, mojarme más y más, hasta que mis dedos puedan entrar y pedirme la gloria. No podÃa comprender nada de lo que decÃa, querÃa una buena verga dándome duro, dentro de mÃ, desparramando su placer por mi cuerpo, mordiéndome las piernas, abriéndome.
Y la pinga frente al computador con esa mano que se agitaba, con ese fondo de jadeos que me transportaban a épocas remotas, podÃa ahora decirme que ya venÃa la ola de éxtasis. Mis dedos seguÃan masajeando por un lado y explorando. Empecé a sacudirme, a luchar conmigo misma en ese espacio caliente. Frotándome, castigándome, relinchando como una potra en celo. Empecé a subirme la chompa, si debÃa congelarme lo harÃa después del placer. Me bajé el pantalón, por fin sentà el calor completo de mi piel, tocarme era lo mejor que me habÃa podido pasar en estos dÃas. Jugar con mis pezones locamente, soltar los gritos necesarios para liberarme, abrir y cerrar mis piernas al compás del segundero, meter esos dedos y mirar su sexo en el computador, explotando, alcanzando poco a poco la paz, mientras yo podÃa sentir todo mi infierno llenándome. Y seguà el ritmo de mis manos, y mi pubis meciéndose de arriba abajo hasta regalarme la paz, la gloria, la satisfacción de una buena paja en una noche frÃa.
Acomodé mi ropa, recogà las frazadas, era hora de llevar mis sueños hasta el otro lado del mundo.
Foto: Taringa.net
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